He aquí por qué hacer trampa te convierte en un perdedor
¡Hola, tramposos! He aquí por qué no son más que un montón de perdedores. Hacer trampa es la salida del cobarde. Es una señal de que tienes demasiado miedo de poner el trabajo duro necesario para tener éxito. Muestra que careces de la integridad y el honor necesarios para ser una persona exitosa. Hacer trampa es también una forma de robar. Te estás atribuyendo el mérito del trabajo de otra persona y eso te convierte en un ladrón. Los tramposos también son deshonestos y poco confiables. No se les puede confiar nada importante porque solo se abrirán camino con trampas. Entonces, si eres un tramposo, debes saber que no eres más que un perdedor. Un cobarde, un ladrón y un mentiroso. Y es por eso que hacer trampa te convierte en un perdedor.
Las relaciones son complicadas y las cosas no siempre salen bien. Si bien formar una asociación a largo plazo con otro ser humano puede ser complicado y requiere un compromiso, hay una cosa que nunca debería estar en juego: su confianza. Ser engañado es una de las experiencias más dolorosas que puedes tener, principalmente porque es completamente prevenible... si no eres un perdedor.
Nunca es “un accidente”.
Su pene no se inserta mágicamente en la vagina de otra mujer por error. Es una elección, y hacerla hace usted un idiota total.
Destruye las futuras relaciones de tu pareja.
Cuando destruyes a alguien al violar su confianza de una manera tan seria, prácticamente estás garantizando que será un problema en todas sus relaciones por el resto de su vida.
Es cobarde.
Podrías, ya sabes, hacer lo decente y terminar la relación en la que estás antes de comenzar una nueva, pero estás eligiendo no hacerlo porque, ¿qué? ¿Es muy dificil? Consigue un agarre.
Es egoísta.
Tienes ganas de ser deshonesto y tener sexo con varias mujeres, así que deberías hacerlo, ¿verdad? Quiero decir, a quién le importa lo que los demás quieran, ¡siempre eres el número uno!
Demuestra que no puedes manejar el compromiso.
Déjame adivinar: te asustó la idea de no volver a tener sexo con otra mujer en tu vida, y en tu estado de pánico, solo tenías que ver qué más había por ahí.